Mujeres de compañía

Cuerpo, amor y escorts

Cuerpo, amor y escorts

Las prostitutas y/o escorts, como fenómeno social han estado presente desde siglos anteriores al Cristianismo, con connotaciones diferentes sobre la sexualidad y las mujeres, que han definido el sentido de la prostitución y sus especificidades contextuales. 

Antes de Cristo se consideraba la prostitución como una práctica exclusivamente femenina, bajo la denominación de prostitución sagrada; todas las mujeres antes de contraer matrimonio debían asistir al templo para ofrecer servicios sexuales a cambio de recursos para la institución religiosa. Se podría hacer un símil con la práctica de las escorts de lujo del siglo XXI.

En el siglo XV se consideraba que la prostitución tenía cierta utilidad pública, pues se consideraba que a través de ella era posible evitar situaciones como el adulterio las relaciones sexuales con niños y niñas y la homosexualidad, por lo que los lugares donde se ejercía eran reservados para varones solteros, de quienes se suponía no tenían otras formas de satisfacer sus apetitos sexuales. Las escorts como medio de purificación. 

En América Latina se reconocían las alegres o ahuianime, mujeres a las que se les atribuía un “bestial apetito de sensualidad” y quienes eran sacrificadas en honor a los dioses; ellas se caracterizaban por ser ebrias y vanidosas, sin hacer alusión en éste rótulo a la dimensión del acto sexual. 

De acuerdo con Choza, antes del advenimiento de los fundamentos cristianos, el placer sexual no estaba vinculado a lo indecoroso. La instauración de la prostitución no se agota en las referencias históricas mencionadas; más bien, estas ilustran los discursos más relevantes en el abordaje de tal fenómeno: el religioso y el estatal como formas institucionalizadas de ejercer control sobre el comportamiento y la sexualidad de creyentes y ciudadanos. 

Del lado de la religión, desde la instauración del Cristianismo, es notorio que la prostitución se articula con lo pecaminoso e impuro que, no obstante, puede ser redimido a través del arrepentimiento; por la vía del Estado, la prostitución se inscribe como un fenómeno necesario y regulado que pone freno a otras conductas que podrían generar mayor desorden social. De esta manera las escorts significan un aporte social y espiritual.

Para el caso de las escorts de lujo, el elemento se complementa además con las necesidades del placer por tener y las experimentación dionisiaca.

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