Una escort asiática reconvertida en pornstar
Cualquiera que eche un vistazo a la revista AVN o XBIZ se percata de que muchas noticias de actrices porno son en realidad anuncios encubiertos de escora. Textos camuflados como los de la nueva sensación oriental Kazumi, una novata que acaba de aterrizar en el circuito de adultos americano. Según fuentes no oficiales, estamos ante una reina de las redes sociales que ha publicitado sus servicios sexuales con pancartas en aviones durante la Super Bowl, furgonetas con letreros en el festival de música de Coachella y regalando condones en clubs de caballeros. Mareantes campañas de publicidad que son en realidad tapadera de la escorts más bella.
Es filipino-estadounidense y nació en Kuwait, un país ubicado en el Golfo Pérsico entre Irak y Arabia Saudita, pero los padres de Kazumi la trajeron a Los Ángeles cuando tenía tan solo 2 años de edad. No se le permitió salir a divertirse hasta los 17 años y sus padres le pusieron un dispositivo de rastreo en su teléfono móvil. Nada de eso sirvió para contener su ninfomanía incontrolable. A sus 18 añitos ya estaba disfrutando de su sexualidad en clubs swingers como escort.
Sus cifras son apabullantes. Casi un millón de seguidores en Twitter, 500.000 en Instagram y 350.000 me gusta en un OnlyFans con 27.000 suscriptores. Con semejante poder mediático ni siquiera necesita poner un pie en un set de pornografía profesional para mantener su nivel de vida. Sin embargo, esta locomotora de vapor asiático ha decidido emprender una carrera de adultos gracias a la santificada mano de Vixen Media Group y un contrato en exclusividad para capitalizar su éxito mediático. Aquí se consolida su paso de escora de lujo a pernoctar.
Dicen que su caché se mueve por las seis cifras y que alquila habitaciones de hotel de cinco estrellas, con equipo de vídeo de última tecnología, para producir contenido semi amateur junto a las super estrellas actuales de la pornografía. Para sus clientes, la sensación de verla como escort les suma y así ella sigue creciendo como estrella.
Es filipino-estadounidense y nació en Kuwait, un país ubicado en el Golfo Pérsico entre Irak y Arabia Saudita, pero los padres de Kazumi la trajeron a Los Ángeles cuando tenía tan solo 2 años de edad. No se le permitió salir a divertirse hasta los 17 años y sus padres le pusieron un dispositivo de rastreo en su teléfono móvil. Nada de eso sirvió para contener su ninfomanía incontrolable. A sus 18 añitos ya estaba disfrutando de su sexualidad en clubs swingers como escort.
Sus cifras son apabullantes. Casi un millón de seguidores en Twitter, 500.000 en Instagram y 350.000 me gusta en un OnlyFans con 27.000 suscriptores. Con semejante poder mediático ni siquiera necesita poner un pie en un set de pornografía profesional para mantener su nivel de vida. Sin embargo, esta locomotora de vapor asiático ha decidido emprender una carrera de adultos gracias a la santificada mano de Vixen Media Group y un contrato en exclusividad para capitalizar su éxito mediático. Aquí se consolida su paso de escora de lujo a pernoctar.
Dicen que su caché se mueve por las seis cifras y que alquila habitaciones de hotel de cinco estrellas, con equipo de vídeo de última tecnología, para producir contenido semi amateur junto a las super estrellas actuales de la pornografía. Para sus clientes, la sensación de verla como escort les suma y así ella sigue creciendo como estrella.
